La tortícolis es una afección que se manifiesta como una contractura o rigidez de los músculos del cuello, lo que provoca una inclinación anormal de la cabeza, dolor y limitación en los movimientos. Es una dolencia más común de lo que se piensa y puede afectar tanto a adultos como a niños e incluso a recién nacidos.
A continuación, te explicamos en detalle qué es la tortícolis, cuáles son sus síntomas más frecuentes y qué tratamientos existen para aliviarla.
¿Qué es la tortícolis?
La palabra tortícolis proviene del latín tortus (torcido) y collis (cuello), y hace referencia a una postura anormal y mantenida de la cabeza por la contracción involuntaria de los músculos cervicales. Esta alteración genera una inclinación del cuello hacia un lado y una rotación de la cabeza hacia el lado opuesto.
Aunque suele aparecer de forma súbita tras dormir en una mala postura o realizar un movimiento brusco, en otros casos puede estar relacionada con alteraciones musculares, neurológicas o incluso congénitas.
Principales causas de la tortícolis
La tortícolis puede tener múltiples causas. Entre las más habituales se encuentran:
- Mala postura al dormir o durante actividades cotidianas como trabajar frente al ordenador o hablar por teléfono.
- Movimientos bruscos del cuello.
- Estrés y tensión muscular.
- Lesiones o traumatismos en la zona cervical.
- Infecciones, inflamación o procesos víricos.
- Tortícolis congénita, que aparece desde el nacimiento debido a una mala posición fetal o al acortamiento del músculo esternocleidomastoideo.
- Distonía cervical, un trastorno neurológico que provoca contracciones musculares sostenidas.
Síntomas de la tortícolis
Los síntomas de la tortícolis suelen ser muy evidentes y afectar significativamente la calidad de vida del paciente. Los más comunes son:
- Dolor de cuello, que puede extenderse hacia la cabeza o los hombros.
- Rigidez muscular, especialmente en un lado del cuello.
- Limitación del movimiento, dificultando girar o inclinar la cabeza.
- Postura anormal de la cabeza, que puede estar ladeada o girada.
- Dolor de cabeza, sobre todo en la base del cráneo o la sien.
- Espasmos musculares involuntarios.
En los bebés con tortícolis congénita, se puede notar una inclinación persistente de la cabeza hacia un lado y una protuberancia palpable en el músculo afectado.
Tipos de tortícolis
La clasificación de la tortícolis se realiza en función de su causa:
- Tortícolis simple o postural: causada por contracturas musculares por malas posturas.
- Tortícolis congénita: presente desde el nacimiento.
- Tortícolis espasmódica o distónica: de origen neurológico.
- Tortícolis secundaria: derivada de infecciones, lesiones o alteraciones óseas.
Tratamiento para la tortícolis
El tratamiento de la tortícolis depende de su causa y gravedad, pero el objetivo general es aliviar el dolor, relajar la musculatura y recuperar la movilidad del cuello. Entre las opciones más utilizadas están:
1. Fisioterapia
La fisioterapia es clave en el tratamiento de la tortícolis. Un fisioterapeuta puede aplicar técnicas como los estiramientos específicos, la terapia manual para reducir la contractura, masajes descontracturantes, ejercicios de movilidad cervical progresiva y reeducación postural.
2. Aplicación de calor
El uso de calor seco mediante compresas o esterillas térmicas ayuda a relajar los músculos, mejorar la circulación y disminuir el dolor.
3. Medicación
En algunos casos, se recetan analgésicos o relajantes musculares para controlar el dolor y permitir una recuperación más rápida.
4. Toxina botulínica
En casos de tortícolis distónica o espasmódica, la inyección de toxina botulínica tipo A puede ser eficaz para bloquear las contracciones musculares anómalas.
5. Tratamiento quirúrgico
Solo en situaciones muy específicas (como en algunos casos de tortícolis congénita persistente) se puede valorar una intervención quirúrgica para alargar o liberar el músculo afectado.
¿Se puede prevenir la tortícolis?
Sí, en muchos casos la tortícolis se puede prevenir adoptando medidas sencillas:
- Evitar posturas prolongadas e incorrectas.
- Usar una almohada adecuada para el descanso cervical.
- Realizar estiramientos regulares del cuello, sobre todo si se trabaja muchas horas frente a un ordenador.
- No realizar giros bruscos del cuello.
- Practicar técnicas de relajación para reducir el estrés y la tensión muscular.
¿Cuánto dura la tortícolis?
En los casos más simples, la tortícolis puede desaparecer en pocos días con tratamiento conservador. Sin embargo, si es de origen neurológico o congénito, puede requerir un enfoque terapéutico más prolongado y especializado.
En definitiva, la tortícolis es una condición común que puede llegar a ser muy incapacitante si no se trata adecuadamente. Reconocer sus síntomas, identificar la causa y acudir a un especialista en fisioterapia es fundamental para una recuperación eficaz.
Si estás experimentando dolor cervical o notas una postura anómala en tu cuello, no lo dejes pasar. Con el tratamiento adecuado, puedes volver a recuperar tu movilidad y bienestar en muy poco tiempo.
Fisioterapeuta en Jaén, Pablo Carvajal
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